Qué duda cabe que las mujeres periodistas están rompiendo los obstáculos para entrar en los círculos de poder.

    Los recientes nombramientos que ha realizado el gobierno del Presidente Gabriel Boric, donde incluye a periodistas, da cuenta de un liderazgo femenino más allá de lo tradicional. Ministra de la Mujer y Equidad de Género, Presidenta del Consejo Nacional de Televisión, Presidenta del Directorio de TVN, sumadas a quienes ostentan un lugar por decisión de la ciudadanía como parlamentarias, constituyentes, entre otras, dan cuenta de un cambio cultural y de reconocimiento a quienes ejercen el periodismo más allá de la información. 

    Por otra parte, cabe recordar el liderazgo de una mujer periodista como Premio Nobel de la Paz por su aporte a salvaguardar la libertad de expresión como condición previa a la democracia y a la paz. Y si de romper barreras se trata, hemos visto con gran certeza a mujeres periodistas cubriendo ambientes hostiles como la invasión de Rusia a Ucrania, sin necesidad de trasvestirse ni disminuir su femineidad como ocurría a inicios del siglo XX.  Esta delgada línea entre el poder y el periodismo, que hoy se cruzan con la voz de las mujeres que han sabido desarrollar sus habilidades desde la colaboración, ética y empatía, puede suponer una ventaja. Este grupo reducido ha dejado a tras la barrera de solo informar y armar estrategias para otros v/s la de ser protagonistas y fuentes. 

    Todo esto no es casual.   No es un misterio que el mundo entero, no solo Chile, está cambiando, y en este escenario la voz de mujer es especialmente dúctil, además de profesional e inteligente, para responder a las demandas de las personas por comprender lo que está pasando.

    A todas luces, esta brecha no acaba con los casos más destacados de mujeres en el poder o cerca de este.   Fomentar el liderazgo de las mujeres periodistas en medios de comunicación, empresas, ONG’s en el país y en el mundo, es y seguirá siendo el desafío.   No obstante, hoy con la crisis de confianza vivida por la pandemia, las periodistas han debido enfrentar discriminación, violencias, falta de acceso a oportunidades, precariedad laboral y  falta de apoyo para ser líderes profesionales mientras son, a la vez, mujeres. 

    Este grupo selecto que hoy toma las riendas del poder va a tener que sortear espacios que eran exclusivos de hombres, a pesar de la legislación y las políticas de fomento de igualdad y género, y/o de abogados, sociólogos e ingenieros. Quizás ahí esté otra de las claves del éxito de este liderazgo femenino, el ser periodista permite otra mirada para informar, comunicar, vigilar, analizar y opinar desde un punto de vista rupturista, estratégico y necesario para las organizaciones y audiencias de hoy, un camino que debemos hacer crecer y fortalecer entre todos para que el siglo XXI sea un tiempo de esperanza.