La transición energética y el desafío de las energías renovables

En general, cuando hablamos de Transición Energética, se nos olvida algo que quizás parecería antiguado, dada toda la innovación disruptiva que ha sufrido el sector eléctrico, y es el hecho de que el mercado eléctrico es el único unido físicamente por un cable entre quien produce la energía eléctrica, pasando por quien la transmite, por quien la comercializa y, finalmente, hasta quien la consume. Sea este un cliente pasivo (solo receptor de la misma) o interactivo (Auto – Generadores que exportan sus excedentes a la red), los llamados clientes bidireccionales, como por ejemplo clientes con paneles solares en el techo de sus casas, pero interconectados a la red de distribución de la empresa concesionaria de dicho servicio que les toca dependiendo de la ubicación geográfica del cliente en cuestión. Todo esto así porque aún no se ha llegado todavía a poder transportar los electrones o la energía eléctrica por el aire. Es decir, en definitiva, que no obstante son reglas de mercado las que se utilizan para valorizar y realizar las transacciones económicas dentro del mercado Eléctrico Nacional Interconectado, este se rige por leyes físicas.  

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En este sentido. El Sistema Eléctrico de Potencia (SEP) existente no puede soportar la creciente demanda o la incorporación masiva por ejemplo de energías renovables o electromovilidad porque la red de transmisión es la principal limitación. Esa es la razón por la cual la red de transmisión confiable y resiliente es y será la piedra angular de la transición energética.


Existe un auge de proyectos de energías renovables en el mundo, pero estas iniciativas no han sido acompañadas por la construcción y repotenciado de las líneas. Dado que las mismas son esenciales para asegurar el éxito de la incorporación masiva de energías renovables, y que a nivel mundial sigue siendo un jugador olvidado, es de rigor que la mayor inversión en estos momentos deberían ser dirigidas a modernizar y adaptar dichas redes a todo lo se le viene y le está llegando ya.

 

A lo anterior hay que agregar y no olvidar que como consecuencia de la pandemia del COVID-19, durante la misma y aún tiempo después, se cayó el mantenimiento programado y oportuno de muchas de estas redes. Pues se programaron muy pocas salidas de cuadrillas de linieros para inspeccionar las redes de Transmisión y Distribución (T&D). Y ahora que la pandemia concluyó, muchas empresas todavía están enfrentado problemas de presupuesto.

 

Por lo tanto, esta una excelente oportunidad para evaluar los activos de alta tensión existentes y la infraestructura de T&D, su capacidad y su resiliencia ante eventos climáticos para los que no fue originalmente diseñada.

 

La importancia de la inspección y auditoría previa de las líneas de transmisión y el seguimiento de los proyectos y obras de infraestructura es la siguiente.

 

  1. A) En el caso de instalaciones existentes que requieran repotenciación, relevar el estado actual de las líneas eléctricas, subestaciones eléctricas y servicios auxiliares, realizando un due diligence técnico in situ sobre la infraestructura, sus activos y el cumplimiento normativo de las empresas de servicios públicos, los contratistas (EPC por sus siglas en inglés), proveedores y autoridades locales. 

Para ello, es necesario aplicar programas de "Inspecciones y Auditorías como Servicio".

 

  1. B) En el caso de proyectos de construcción de nuevas líneas de alta tensión, esto es importante como oportunidad de ver nuevamente el diseño, la tecnología adecuada e incluso revisar la redacción de los pliegos de licitación, con énfasis en la conservación de la flora y fauna local, preservación del medio ambiente, recursos hídricos, poblaciones arqueológicas y asegurar la seguridad eléctrica en la vía pública. 

Y, por último, durante el comisionamiento y la puesta en servicio: supervisar bien las obras, verificando la calidad de la construcción y de los materiales utilizados,  garantizando su cumplimiento en tiempo y forma para minimizar demoras y mayores costos.

 

¿A qué desafíos se enfrentan las Energías Renovables en el Contexto de la actual Transición Energética?

La arquitectura de la infraestructura eléctrica está experimentando un cambio acelerado; No solo en todo el mundo, sino también aquí en nuestro país, se están descarbonizando los sistemas de generación y gestión centralizados, y está migrando la transición energética hacia sistemas de generación distribuida y localizada, facilitados por los avances de la digitalización de los sistemas de energía y las tecnologías de la información y de comunicación. Para ello, el sector eléctrico presenta desafíos. Algunos de ellos son;

 

  1. Como manejar la intermediación y previsión incierta de la eólica y solar (la famosa “curva del pato”).
  2. La transición del papel de consumidor pasivo a pro-consumidor activo.
  3. La transición digital o digitalización de la gestión de la red para lograr eficiencia, agilidad y competitividad.
  4. La integración de los vehículos eléctricos conectables o enchufables en las casas y en estaciones de carga.
  5. Cómo garantizar la calidad de servicio y la estabilidad del mercado en un sistema cada vez más complejo.
  6. La incorporación masiva de almacenamiento conectado a la red y conectado al usuario.
  7. La resiliencia del suministro eléctrico frente al crecimiento de la población y las posibles fallas del sistema.
  8. La integración de unidades de multi-generacion, la optimización de los recursos y la coordinación entre los transportistas de AT y MT.
  9. La inversión en ciberseguridad, la cual hoy en día se trata de un tema crítico y de seguridad nacional.
  10. La tarifa de electricidad, con el reto de que su objetivo siempre debe tender hacia la disminución de los costos.

 

Por su puesto, estos conceptos requieren del diseño de una red de transmisión eléctrica en alta tensión para dotar de mayor flexibilidad al sistema y que pueda absorber y canalizar eficaz y eficientemente estos nuevos recursos eléctricos. En definitiva, de un diseño integral de las Redes de Transmisión y de Distribución, pero de la mano con la Regulación del Sector, y un cambio radical en la forma de pensar de los grupos de poder al frente de la burocracia en el sector energético, y el apoyo firme y de largo plazo del Estado para impulsar y fomentar el cambio.