¿Estás en tu elemento?, ¿Te apasiona tu trabajo?
El año pasado escribí un post en el que defendía lo importante que es encontrar tu pasión y poder trabajar en ella para ser feliz, hacer aquello para lo que tenemos talento innato y lo desarrollamos nos lleva a poder entrar en lo que Ken Robinson llama “El elemento”, poder desempeñar nuestra habilidades en alguna forma de trabajo que nos permita fluir, desarrollar a fondo talentos naturales, conectar con nuestro yo más profundo y en definitiva ser felices, por estar haciendo cosas que nos hacen felices.
Tuve una contrarréplica de mi amigo el profesor Rafael Díaz Cruz, que básicamente contraargumentó mi tesis de que se puede vivir y hacer un buen trabajo, aunque no te apasione. Y prometí darle mi respuesta a esa contrarréplica, pero una vorágine de trabajo (cosas que tiene estar viviendo y trabajando en mi elemento) me lo impidió en su día. Lo visité en Madrid a finales del año pasado y le pedí disculpas personalmente pero también le dije que no lo olvidaba y buscaría el momento para dar una argumentación más a fondo sobre el tema. Y ese día ha llegado y este espacio de la niusleter es más amplio que el de un post y óptimo para ello.
Tengo que decir que el argumento de Rafa es poderoso y además es cierto, mucha gente, muchísima, trabaja en cosas que no le acaban de gustar total o parcialmente, pero saben hacerlo porqué es su trabajo, de un modo u otro han llegado hasta ahí y toca hacer lo que toca hacer y seguramente lo hacen bien porque también tienen talentos para ello y disciplina. Pero ¿están en su elemento?
El Doctor Robinson define perfectamente en su libro “El elemento”, en qué consiste encontrar ese estado: “En encontrar aquellas cosas que te encanta hacer y que se te dan bien y con ellas poder ganarte la vida”. Nada más y nada menos.
Estoy seguro que a Rafa le encanta dar clases y se le da bien, muy bien -he asistido a alguna de ellas, así que puedo dar fe de ello personalmente- , y en definitiva, le apasiona enseñar a sus alumnos, está en su elemento. Y, además, le permite contribuir a ganarse la vida. Aunque Rafa es un hombre inquieto, con más talentos y también se mueve en otros “elementos”, es un hombre de acción en la empresa y sigue siempre al pie del cañón, de varios cañones. Tiene varios “elementos”, cosa que también es perfectamente natural. Se pueden tener talentos variados y diversos.
Una de las cosas más importantes que nos puede pasar en la vida es encontrar pronto nuestros talentos (ojalá en la etapa de la escuela infantil, cuanto antes mejor) y que nos dejen -nuestros entornos- y nos ayuden, las personas que tenemos cercanas y nos inspiran, familia y maestros, a potenciarlos. Y esa creatividad fluirá y nos hará más felices. No vivimos en la era de la primera revolución industrial como cuando había que producir egresados por edades como por lotes de universidades y otras instituciones técnicas y sin embargo gran parte de las instituciones educativas siguen en ese planteamiento, en ese paradigma.
Algo está cambiando, las nuevas generaciones vienen programadas y estimuladas de muchas más maneras gracias a la tecnología y se despliegan sus talentos más pronto. Pero hay que ayudarlos, hay que detectarlos, separar lo bueno de lo malo. Prevenir los riesgos de no acertar y saber acompañar.
Al comienzo del libro “El elemento”, Robinson nos pone tres ejemplos diversos, pero todos con un denominador común. Son los casos de Gillian Lynne (brillante coreógrafa y empresaria), Matt Groening (ilustrador y creador de series de dibujos animados) y Paul Samuelson (Economista, Premio Nobel de Economía en 1970), los tres casos bien diferentes en su desarrollo, pero esclarecedores por lo importante que en los tres casos fue encontrar su elemento, el lugar dónde brillarían.
En el caso de la Sra Lynne, que un psicólogo ayudara a sus padres a descubrir que la niña no era mala en la escuela (estaban a punto de enviarla a una escuela especial por sus malos resultados), sino porque su atención estaba en la música, y quería ser bailarina, fue fundamental.
El caso de Matt Groening es aún más revelador, era un buen estudiante y sus padres y profesores intentaron que se dedicara a “cosas más serias” que dibujar, a que hiciera una carrera convencional, pero la pasión de Matt por dibujar era enorme y él sabía lo siguiente:
“Decidí que intentaría vivir de mi ingenio. Y debo decir que no pensé que fuera a salir bien. Creía que acabaría teniendo un trabajo de mala muerte y haciendo algo que odiaría. Me veía trabajando en un almacén de neumáticos. No tengo ni idea de por qué. Pensaba que me pasaría el día haciendo rodar neumáticos y que dibujaría cómics durante el descanso.»”
Pero en su caso, su apuesta por su talento, por su pasión creó una de las series de dibujos animados más importantes de la historia, “Los Simpson”. Todo un imperio hoy día.
Por ultimo el caso del gran economista Paul Samuelson es también revelador, y cómo encontró en la economía el campo en el que se divertía y era feliz.
«Cuando era joven se me daban bien los problemas de lógica y la solución de los acertijos de los tests de coeficiente intelectual. Así que, si la economía estaba hecha para mí, también puede decirse que yo estaba hecho para la economía. No hay que subestimar la importancia vital de encontrar pronto el trabajo al que quieres dedicarte. Esto hace posible que los alumnos que no rindan al nivel exigido puedan convertirse en guerreros felices.»
Los casos de Steve Jobs o más recientemente Elon Musk son paradigmáticos de personas con enormes talentos que no se acomodaban al sistema y han brillado por caminos alternativos, pero hay muchos más. Se me podrá decir, estás hablando de genios Iván, y es cierto, pero, aunque no todos seamos genios, estoy seguro que todos tenemos algo que sabemos hacer bien, algo que nos apasiona y que es nuestro elemento. Descubrirlo y poderlo hacer nuestra forma de vida es un gran paso para encontrar un camino a la felicidad. En nuestro yo interno debemos explorar e interrogarnos. ¿Estamos en nuestro elemento?
¿Estáis en vuestro elemento?
¿Qué os perece a vosotros?
Nos vemos en Linkedin.
P.D. (Espero Rafa que te haya gustado y aquí está mi respuesta prometida en su día. Mejor tarde que nunca. Un abrazo fuerte).
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