Los Objetivos de Desarrollo Sostenible como estrategia de rentabilidad para las empresas
Han transcurrido más de cuatro años desde que las Naciones Unidas se reunieron para adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) una hoja de ruta con los que se pretende erradicar los desafíos económicos, sociales y medioambientales que enfrentamos a nivel global, tales como: la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad y el bienestar para todos. En total son unos 17 objetivos con unas 169 metas, que resumen lo que hoy llamamos la Agenda 2030. Estos objetivos se han convertido en un llamado universal para todas las sociedades y un reto especialmente, para el sector empresarial.
Desde entonces las empresas buscan integrar en su estrategia de negocios, soluciones globales con prácticas que sustentan los cinco ejes estratégicos de los ODS enfocados en: personas, planeta, prosperidad, paz y alianzas públicoprivadas. Esta agenda global de los ODS encaja perfectamente en la integración de las políticas de Sostenibilidad, ya que no están dirigidos exclusivamente para los gobiernos, incluyen también a la sociedad civil, especialmente al sector privado.
Aplicación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible bajo la norma ISO-26000
La responsabilidad social de una organización influye en toda su cadena de valor, tomando como punto de partida la reputación de la empresa, incluyendo la posibilidad de atraer y retener empleados competitivos, su relación con proveedores, clientes y las comunidades donde operan.
La norma ISO-26000, proporciona orientación sobre cómo las empresas y las organizaciones pueden operar de manera ética, transparente, comprendiendo las necesidades de las partes interesadas, la legislación aplicable y la normativa internacional de comportamiento en cada país. Su aplicación, no solo supone ventajas competitivas para las empresas en un entorno donde la responsabilidad social es más valorada por clientes y consumidores, ofrece mejorar el compromiso de los empleadores y la productividad de los empleados, la relación con otras empresas, los gobiernos y medios de comunicación, entre otros.
COVID-19 frente a los ODS
Antes del COVID-19, los países de América Latina y el Caribe nos encontrábamos en un visible retroceso en los esfuerzos de ejecución de la Agenda 2030, desde la perspectiva de erradicar la pobreza y reducir las desigualdades en todas sus manifestaciones. Ante esta realidad, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) nos plantea: “es urgente crear alianzas con todos los sectores estratégicos de la sociedad para experimentar un avance que minimicen el profundo déficit de oportunidades de trabajo digno, las desigualdades (bajos ingresos y desmedidas riquezas) el limitado acceso a servicios básicos como la educación y la salud de calidad, y la reducida conciencia por el cuidado de los recursos de la naturaleza”. La evidente integración de niños, niñas y adolescentes en la cadena de trabajo informal y de las personas que viven en zonas rurales en América Latina y El Caribe, agudizan los altos índices de pobreza y de desigualdad, obstaculizando el acceso al desarrollo social sostenible y de bienestar para estos países.
Beneficios de los ODS en la estrategia de Sostenibilidad
Los ODS ofrecen un marco de referencia para delimitar las áreas en las que la organización desea mostrar su compromiso con la sociedad, creando valor compartido entre la empresa y sus grupos de interés (empleados, accionistas, proveedores, entre otros). Nos invitan a caminar juntos hacia una misma dirección, promoviendo alianzas estratégicas y proyectos de colaboración entre actores de distintos sectores (empresas, gobiernos, ONG’s) aportando visibles beneficios como: buena reputación, credibilidad, fidelización con los clientes.
Conclusiones y Recomendaciones:
En un encuentro realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en octubre 2020, donde se presentó el estudio: Principales Condicionantes de las Políticas Fiscal y Monetaria en la era Pospandemia de COVID-19, nos indica que el proceso de recuperación económica en estos países tomará al menos unos 3 años y será más lento que la crisis financiera global del 2008.
Anhelamos un mundo más justo y libre de desigualdades donde los gobiernos, las empresas y la sociedad en general, nos sumemos: identificando cada una de las líneas de actuación en las que aportemos desde nuestras familias, comunidades, espacios de trabajo, para vencer juntos con pequeñas pero concretas acciones, las barreras sociales que nos hacen más vulnerables, especialmente en un entorno de crisis COVID-19.